lunes, 1 de septiembre de 2014

En un jardín

Esta mañana, después de pasear e ir en busca de librerías por el barrio de Gràcia, sobre un peldaño de las escaleras que dan a un jardín donde se puede degustar un café, había un gato suave color blanco y albaricoque que pasaba el tiempo enroscado sobre la superficie fresca del escalón. Al acercarse un poco se podía ver que había perdido pelo de la cola y parecía algo enfermo. Acogió bien las caricias pero, en un momento dado se levantó y descendió hacia donde estaban algunas mesas y taburetes de hierro, andando sólo sobre tres patas. ¡Pobre Albaricoque! Después del café, fue grato acariciarlo de nuevo antes de marcharme.

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