sábado, 27 de septiembre de 2014

Días

Hay días en que todo ocurre: al salir de casa el ascensor está en el ático y algún vecino retiene la puerta, así que tienes que bajar por las escaleras; cuando estás casi en la estación para coger el tren, tienes que volver a casa a buscar algo que se te ha olvidado; comienza a llover y el lodo que se forma entre las primeras gotas y la suciedad de la acera, te hace resbalar y te caes; el título de transporte está agotado y te quedas encerrada en la salida que comunica la fábrica con el ferrocarril mientras te observan dos cámaras de vigilancia. Afortunadamente ni llegué tarde, ni me hice daño ni fue irreversible lo del transporte público. Cuando ocurren cosas como éstas, lo que estás deseando es volver a casa y que transcurra el resto del día sin incidentes. Al día siguiente, parecía que todo había vuelto a la normalidad.

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